Hola soy Paqui. Hoy quiero hacer un homenaje a las empleadas del hogar y hoy os voy a contar mi caso,
hoy os cuento mi
historia, pero como todo, no se puede meter a todo el mundo en el mismo saco.
Esta poco valorado y mi historia os dirá porque yo he trabajado veintitrés años
con una familia. Ella estaba compuesta por madre, hijos, etc. La vida me dio un
revés y grande, del que todavía no me he recuperado y ya ha pasado un año. Después
de tres años de parado, gracias a Dios, mi marido le contrataron para un año de
trabajo, como tenemos dos hijos y yo trabajaba en casas pensé: Gracias a Dios
ya nos va a ir la cosa un poquito mejor y llego la pesadilla. Yo jamás pensé
que me pasaría esto. Yo trabajaba de empleada de hogar y a mucha honra y además
disfruto, pues que me gusta mi trabajo, pues desde los doce años hasta cuarenta
y siete que tengo. Soy empleada de hogar y es una espina que tengo y la quiero compartir,
porque te puede pasar a ti. Uno después de tantos años trabajando con la misma
familia le tomas cariño, ves a los hijos
casarse, tener hijos. Bueno, pues mi pesadilla empezó porque yo trabajaba los
cuatro días de la semana con toda la familia y uno de esos días, un día dos
horas a la casa y dos a la clínica. No pongo nombres porque ellos ya saben
quiénes son y además para mí son unos completos desconocidos, después de lo que
me han hecho. Bueno pues os sigo contando de cuatro horas al día, la clínica de
dos horas se quedo en una hora. Así estuve casi siete meses. El trabajo de dos
horas no se puede hacer en una hora. Yo sufría, porque tendré mil defectos,
pero guarra, no soy y la verdad, que sufría,
por que las cosas no estaban como yo quería, pero no podía hacer mas y siempre era quince o veinte minutos mas y te
pagaba solo la hora y decidí dejar la clínica. Ahí empezó mi pesadilla. Me dijo:
si dejas la clínica, dejas mi casa. No me parece justo, pero si es tu decisión,
te la voy a respetar. Eso empezó por la mañana y al llegar la tarde, llama el
hermano y la madre. De la noche a la mañana me vi sin nada de trabajo, por una
injusticia. Qué pena haberles dado tantos años de mi vida, cuando he
rechazado trabajos buenos por mirarles
la cara. Yo no sé cómo se siente un asesino, pero yo me sentía que había matado
a alguien y se lo dije a la señora y me dijo que sí, pero que era un conjunto
la familia y al dejar la clínica, me despidieron todas. Solo siento el mal rato que le di a mi
familia y a mis hijos, pues me dio una crisis de ansiedad y caí al suelo y a
partir de ahí, solo llorar y de médicos por personas que no saben valorar lo
que tienen. Somos personas y tenemos sentimientos. Solo espero, que la vida sea
justa y de la noche a la mañana pierdan sus trabajos y sepan por lo que pase. Te
das cuenta con los años que personas así, no merece la pena. Gente que somos
trabajadores, somos limpios, educados, honrados y no se sabe valorar. Eso que
no se valore, te hace pensar que no conocemos a la gente. El dinero no lo es
todo. Sufrimos como todos ellos. Solo espero, que mi historia os llegue, para
que os deis cuenta que por muchos años que trabajemos, no valoran nada. Un
abrazo y mi apoyo a las empleadas del hogar, ya que soy una de ellas a mucha
honra. Espero encontrar trabajo pronto. Y la vida sigue, pero todos sufrimos.
Un saludo.
Paqui Cámara González